¿Sabes cuánto le cuesta a tu empresa la rotación de personal? Que entre talento nuevo por la puerta y que luego se vaya por la ventana tiene una factura muy cara. Demasiado. En realidad basta con que apliques una sencilla fórmula para obtener el resultado.

No en vano, hay que tener en cuenta los costes de los procesos de selección (con el consecuente tiempo invertido por parte de los profesionales de RRHH) , las formaciones habilitantes (con ayuda y tiempo prestados por parte de compañeros/as), los costes de gestión y contratación (por parte de la propia empresa o una gestoría externa) y, si se produce la marcha del profesional, todos los costes derivados de la finalización del contrato.

En este contexto, preocupa (y mucho) la proliferación de un nuevo fenómeno bautizado como quiet firing o despido silencioso, una técnica con la que algunas empresas pretenden apartar de sus puestos de trabajo a determinados profesionales, de manera sibilina y secreta, pero absolutamente dañina.

El último informe de InfoJobs sobre Intención de Cambio de Empleo, revela que un 57 % de los trabajadores y trabajadoras afirman haber sufrido alguna de las situaciones asociadas al quiet firing en los últimos tres años.

¿Qué es el quiet firing y por qué es tan peligroso para las empresas?

El quiet firing: una práctica peligrosa en el contexto empresarial

El despido silencioso, también conocido como quiet firing o soft firing, es una práctica controvertida en el mundo empresarial que implica eliminar gradualmente a un empleado sin comunicárselo directamente, en lugar de hacerlo mediante una notificación formal, que sería lo correcto.

A cambio, lo que hacen algunas empresas es poner en marcha una serie de mecanismos, silenciosos y sibilinos, con los que el empleado deja de sentirse a gusto en la empresa. Y termina por abandonar. Elevadas e injustificadas cargas de trabajo, obstáculos reiterados a la conciliación, exclusión de los proyectos o de las decisiones importantes y, en los casos más graves, vejaciones y otras prácticas fuera de toda legalidad.

A algunos les puede parecer que estas tácticas pueden resultar menos duras que un despido directo y verbalizado. Sin embargo, el quiet firing es peligroso y está fuera de toda ética. Detectar si se está produciendo, ya sea por parte de cargos intermedios o incluso entre compañeros, es clave para abordarlo cuanto antes. No en vano, trae consigo desventajas enormes para la integridad y reputación de la empresa. Veamos por qué.

1. El quiet firing como dinamitador del buen ambiente laboral

Cuando el quiet firing se pone en marcha, no solo dinamita la relación que se pretende dinamitar. Las prácticas de despido silencioso generan ambientes de trabajo tóxicos y disparan la desconfianza de los empleados. ¿Si se lo han hecho a él, por qué no me lo van a hacer a mí? La falta de transparencia en los procesos de despido puede hacer que los empleados se sientan inseguros y ansiosos acerca de su propio futuro en la empresa, lo que puede afectar negativamente su moral y productividad.

2. Balance a pérdidas de la productividad de la organización

Si reina el desasosiego, la productividad disminuye. Porque no hace falta realizar ningún estudio para determinar que cuanto peor se está anímicamente, peor se trabaja. Un ambiente laboral tóxico tiene serias repercusiones en la productividad de la organización, pero es que además, despedir empleados que están llevando a cabo determinadas funciones sin contar con refuerzos o personas que puedan asistir la transición es un auténtico peligro, que redundará en elevados costes y afectará negativamente a la capacidad de la empresa para cumplir con sus objetivos y mantener, al mismo tiempo, la calidad de sus productos o servicios.

¿Qué es el quiet firing y por qué es tan peligroso para las empresas?

3. Daños irreparables en la reputación de la empresa por quiet firing 

Del mismo modo que los empleados comparten sus buenas experiencias en una organización, es muy lógico que también compartan las malas. De hecho, estas últimas son las que suelen tener más repercusión en la opinión pública. Que una empresa practique el quiet firing puede dañar enormemente su reputación, tanto interna como externa.

Está claro que los empleados despedidos hablarán con otros sobre sus experiencias negativas. Y lo harán en redes sociales, con otros profesionales de la industria e incluso con medios de comunicación. La herida será muy difícil de cerrar y esto dificultará enormemente la atracción y la retención de talento en el futuro.

4. Dolor, frustración y desequilibrios en la salud mental de las personas

Que los responsables de una empresa puedan dormir tranquilos también es importante. Las prácticas de quiet firing pueden responder a unos objetivos (bajo nuestra opinión, absolutamente cuestionables), pero están fuera de los parámetros éticos y humanos y, en muchas ocasiones, incluso legales. Las personas que lo ejercen saben (o deberían saber) que están causando dolor, frustración y desequilibrios en la salud mental de las personas.

Permitir que nuestros directivos jueguen con ello debería hacernos reflexionar sobre el rumbo al que nos dirigimos, pero sobre todo, sobre las herramientas que estamos empleando. Es un verdadero peligro y puede erosionar gravemente las posiciones de liderazgo en la organización.

5. Problemas legales por haber realizado quiet firing 

Que el quiet firing es una práctica fuera de toda ética ha quedado patente. Por tanto, es muy lógico que ante actuaciones de estas características, las personas afectadas decidan tomar medidas legales. Así pues, a todas las consecuencias mencionadas, que son claramente graves, hay que añadir las demandas por despido injustificado o discriminatorio, las denuncias por acoso laboral y por cualquier otra tropelía que se haya ejecutado, de manera silenciosa o con luz y taquígrafos. El coste en litigios será elevado, pero más cuantiosos serán los daños en la reputación de la organización.

El quiet firing no es, ni de lejos, una práctica que pueda ofrecer resultados positivos para nadie. De lo que de verdad se benefician las empresas es de gestiones abiertas y transparentes en los Recursos Humanos, que apuesten por el desarrollo profesional y el respeto, procurando y protegiendo a su vez la salud mental. Solo de este modo avanzamos. Y tú, ¿qué opinas?

Escrita por Woffu Editor