Los altos niveles de rotación que se producen en algunas empresas y sectores es uno de los mayores quebraderos de cabeza de los equipos de Recursos Humanos. Perder talento es más o menos frecuente según el sector en el que nos encontremos. Aunque 2020 fue un año extrañísimo para el empleo, el SEPE ha publicado los datos que revelan el número de contratos por trabajador en España. La media de ese año fue de 2,55 contratos por empleado.
Es más habitual que en sectores como el de la agricultura, la hostelería, la ciencia, la tecnología o de las actividades artísticas o el entretenimiento la tasa de rotación esté más cercana a la media o la supere. En el lado opuesto está la administración pública, con una media de 1,33 contratos por empleado e incluso otras actividades, como el del personal doméstico, las actividades inmobiliarias, financieras, el sector de la construcción y del suministro energético, con tasas que están por debajo del 1,33 del funcionariado.
Pero, ¿qué sucede cuando una empresa – independientemente del sector en el que se encuentre – tiene disparado el índice de rotación? Perder talento puede tener una repercusión muy costosa. Además de tener que decir adiós a personas muy valiosas para nuestro proyecto, el coste de remplazar a un empleado puede suponer hasta un 60 % de su salario anual. Pero, ¿y tú, estás haciendo todo lo posible para que tu gente se quede contigo? ¿Por qué pueden estar marchándose de la empresa? ¿Puedo hacer algo para dejar de perder talento?
Porque no se siente valorado
¿Sabías que el jefe ideal de los españoles es aquél que sabe reconocer, felicitar y saber apreciar sus logros? Lo dice un estudio realizado por el portal de empleo InfoJobs, que concuerda con una de las grandes preocupaciones de los empleados en materia laboral y que tiene que ver con el aspecto más emocional de sus trabajos. La falta de reconocimiento puede derivar de manera inevitable en una fuerte desmotivación y en, consecuencia, en una reducción importante de la productividad. Las personas que no se sienten valoradas ni reconocidas lo tienen más fácil a la hora de verse involucrados en conflictos dentro de sus puestos de trabajo, con sus compañeros y superiores. Llegar hasta este punto de desazón y descontento puede ser una de las principales causas por las que las personas abandonan las empresas.
Porque hay un mal ambiente de trabajo
Un mal ambiente de trabajo puede estar generado por múltiples factores y ser una mezcla heterogénea de emociones y conflictos no resueltos. Las personas que trabajan en la empresa, esto es, tu gente, merece ser tratada con respeto, ver preservada su integridad y disfrutar al mismo tiempo que hace su trabajo. Cuando confluyen condicionantes propicios para generar un mal ambiente, se nota y hay muchas personas que por salud y amor propio, deciden abandonar. Mirar con lupa cualquier indicio de conflicto os ayudará a todos a mantener un ambiente de trabajo óptimo, que mire por la permanencia, y por tanto, también por la felicidad de los trabajadores.
Porque no le has escuchado
Seguro que a ti también te ha pasado. Decir las mismas cosas una y otra vez y sentir que cae en saco roto produce en cualquier persona un desgaste muy difícil de sobrellevar. Hacer aportaciones y que nuestros máximos responsables hagan oídos sordos es profundamente desolador y mina la autoestima de cualquiera que haya entrado a formar parte de un proyecto depositando toda su ilusión, saber hacer y conocimientos. Así es fácil que una persona sienta que no pinta nada en un lugar en el que sabe que sus opiniones no cuentan y decida marcharse con la música a otra parte, en busca del reconocimiento que allí no ha encontrado.
Porque no tiene posibilidades de progresar
Las falsas promesas sobre las posibilidades de progresar en lo personal y profesional suelen pagarse caras, porque las personas, especialmente si forman parte de las nuevas generaciones, no quieren únicamente un salario que les permita vivir. La mayoría van en busca de proyectos ilusionantes, en los que tengan la oportunidad de seguir aportando, creciendo y aprendiendo, mediante planes diseñados y costeados por las propias empresas. Encontrarse estancados y sin posibilidades de evolucionar es otra de las grandes razones por las que las personas deciden ir en busca de nuevas aventuras profesionales. Y no les falta razón.
Porque en su día no elegiste bien
Puede que sea el motivo que menos te apetezca escuchar, porque en definitiva puede pertenecer a un error cometido en el pasado. Cuando nos embarcamos en un proceso de selección solemos hacerlo estudiando las capacidades y habilidades que los profesionales detallan en sus CV, pero también haciendo caso a la intuición y las percepciones que tenemos más allá de lo que nos dice ese documento. Sin embargo, a veces podemos fallar. Y no solo eso: las circunstancias que rodean las personas no siempre son las mismas y la que fue una persona ilusionada en nuestro proyecto puede haber encontrado otras fuentes de interés.
Establecer canales sólidos de comunicación y tener siempre encendida la escucha activa nos ayudará a saber detectar (antes de que se produzcan) las posibles fugas de talento. ¿Estás dispuesto a intentarlo?