El 7 de abril se celebra, como cada año, el Día Mundial de la Salud. Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en España un 34 % de los trabajadores reconocen desempeñar su profesión en entornos laborales incómodos y poco saludables. Les faltan espacios de trabajo cómodos, bien ventilados e incluso agradables: que inviten a la concentración y a la creatividad.

Pero esto no es lo único. Les sobran jornadas maratonianas, conexiones fuera del horario laboral e incluso en vacaciones, muy a pesar de que la legislación vigente recuerda y obliga a las empresas a hacer practicar el derecho a la desconexión. Es cierto que a estas alturas, y especialmente tras los meses más duros de la pandemia, muchas organizaciones ya han puesto en marcha programas para velar por la salud física y mental de su gente.

Sin embargo, ni todas lo han hecho hasta completar la tarea, ni todas han sabido aplicarlos con adecuación y garantías. Por eso hoy queremos hablarte de los errores más comunes a la hora de implantar buenos hábitos para mejorar la salud de tu equipo.

1. Dar por hecho que todo el mundo está bien 

Lo preguntamos casi por inercia y respondemos también con absoluta inercia. ¿Cómo estás? Bien. Es un binomio que no somos capaces de separar, a no ser que profundicemos un poco más en las relaciones personales, que son relaciones humanas al fin y al cabo. Lo normal es que demos por hecho que todo está bien y que no existe ningún problema, leve o grave, entre nuestra gente. Esto se puede hacer.

Pero entonces estaremos dando por buena una realidad impostada y no hará falta hacer nada: ni hablar con las personas en profundidad, ni hacer reuniones para tomar la temperatura al equipo, ni mucho menos desarrollar programas para mejorar y cuidar de la salud física y mental de las personas que trabajan con nosotros. Si no damos por hecho algo que sencillamente no es real, seguramente no podamos abordar los problemas que existen de verdad. Ni por asomo.

2. No comunicarse individualmente con las personas

Este es otro de los grandes errores que cometemos desde Recursos Humanos y otras muchas áreas de la empresa. ¿Nos comunicamos individualmente y con regularidad con nuestro equipo? ¿Establecemos reuniones personales en las que se puedan tratar cuestiones importantes para la vida de las personas?

Y lo más importante: ¿hemos sido capaces de generar en ellos la suficiente confianza como para que se sientan abiertos a contarnos cómo se sienten? Quizá este sea un buen momento para plantearse la opción de crear un comité que trabaje para la salud de las personas, tanto física como mental, en el marco más idóneo y de manera individualizada, para ser realmente efectivos con los proyectos que nos planteamos.

3. Establecer planes vacíos sobre buenos hábitos 

Los buenos hábitos son vox populi. Sabemos que hay que comer bien, hacer un poco de deporte, cuidar las relaciones personales, hacer actividades que nos nutran y nos permitan socializar, pensar y desarrollarnos como individuos. La teoría está muy bien y casi todos nos las sabemos, pero no basta con enviar un listado de recomendaciones a nuestro equipo.

El cambio debe gestarse desde el interior de las personas y para llegar hay que hacerlo con acciones prácticas y recomendaciones que puedan entrar en el engranaje de verdad. ¿Por qué no organizar una exposición en la sede nuestra empresa? ¿Qué tal si celebramos un encuentro al mes fuera de las oficinas? ¿Y si preguntamos a nuestro equipo acerca de qué tipo de actividades deportivas les resultarían interesantes?

4. No poner en marcha acciones prácticas 

Los planes vacíos sobre buenos hábitos con como los propósitos de fin de año. Sin acciones prácticas seguramente no lleguen a buen puerto. Así pues, te proponemos poner en marcha cualquier acción que entre en vuestra hoja de ruta lo más rápida y ágilmente posible.

Una acción práctica pasa, por ejemplo, por cambiar las máquinas de vending de snacks ultraprocesados por un bufet de fruta fresca. No es caro en absoluto y traerá un buen hábito práctico a la oficina. Así, de un plumazo. Organizar sesiones de yoga o relajación de manera habitual es materializar aquellas acciones que todos tenemos en mente, pero que nunca llevamos a cabo. No hacerlo es un error. La buena noticia es que estamos a tiempo de remediarlo.

5. Dejar de lado la salud mental (una vez más) 

La salud mental es la gran olvidada en nuestra sociedad. Y la pandemia ha hecho estragos. Según datos del INE, a mediados de 2020 en España había 2,1 millones de personas con depresión (el 5,25 % de la población mayor de 15 años), 230.000 con cuadro grave. Los trastornos mentales siguen siendo invisibles para la sociedad. Sin embargo, nuestro país es líder en el consumo de ansiolíticos y antidepresivos. No tener en cuenta la salud mental es otro de los grandes errores que cometeremos si lo que queremos es abordar un plan de salud coherente y efectivo en el seno de nuestra empresa.

Como gestores de Recursos Humanos, nuestra obligación es la de conocer e informarnos acerca de las distintas patologías existentes, así como desarrollar planes específicos que puedan ayudar de verdad a las personas que puedan padecer estrés, ansiedad o depresión, entre otras patologías. Conviene, además, trabajar para observar y detectar cualquier anomalía que pueda estar produciéndose en el seno de la empresa y actuar para deshacer nudos, gestionar conflictos y propiciar el mejor ambiente laboral posible.

Escrita por Laura Arreguín

People & Culture Expert Manager