La inteligencia artificial y los algoritmos ya están trabajando para decidir cómo será nuestro futuro laboral. Dicho así suena contundente, pero no estamos descubriendo América si nos damos cuenta de que este proceso no es otra cosa sino un paso más en la gran ola de la digitalización.

En los últimos años nos hemos puesto manos a la obra con la integración o implementación de herramientas de gestión de tiempo como Woffu, ya sea para cumplir con la legalidad vigente (el control horario, por ejemplo) o para hacer más fácil el día a día en la gestión de los Recursos Humanos.

Sin embargo, en los últimos tiempos hemos sabido que la inteligencia artificial o el estudio de datos masivos pueden ayudarnos a cumplir con otros objetivos en nuestra empresa, como por ejemplo, conocer de qué manera está funcionando una organización (cuáles son sus fortalezas y sus debilidades), el rendimiento de los empleados y empleadas o ayudarnos en la misma contratación de talento. Ahí es nada.

¿El futuro laboral está en manos de un algoritmo?

¿Un algoritmo puede ayudarnos a reclutar talento? 

Sí, los algoritmos nos ayudarán a hacer muchas cosas y a llevar adelante muchas tareas que de otra forma nos resultarían imposibles o tediosas. Algunas organizaciones ya han comenzado a entrenarse en el uso de algoritmos, de modo que los usan en las primeras fases de sus procesos de selección.

Dentro de una base de datos amplia, un algoritmo puede ser perfectamente eficaz en la búsqueda de perfiles profesionales de unas determinadas características, asociándolos de manera automática a las ofertas y, por tanto, a las necesidades de las empresas. Automatizando este proceso se puede conseguir:

  • Un ahorro de tiempo considerable: al conseguir en pocos minutos una selección de candidatos idóneos para el puesto
  • Una gestión más eficaz de las tareas: especialmente en el campo de los RRHH, donde el volumen de trabajo y de tareas que pueden automatizarse es muy elevado
  • Un tiempo extra para dedicar a otras cuestiones: más relacionadas con la estrategia, con los propios procesos de selección y otros objetivos que el equipo de RRHH pueda tener por delante

Un algoritmo puede resultar útil para otro tipo de tareas 

Queda mucho trabajo por hacer y tecnologías por desarrollar, pero los expertos consideran que los algoritmos, a través de la inteligencia artificial, serán diestros en muchas otras tareas. Y no solo en el primer cribado de CV, que hasta ahora también podía hacerse de manera más o menos automatizada mediante las tecnologías de las grandes plataformas de empleo.

El algoritmo podrá tener un protagonismo determinante a la hora de tomar decisiones mucho más estratégicas, tal vez relacionadas con los salarios de los trabajadores y trabajadoras, la carrera formativa de los profesionales o la resolución de conflictos latentes en el seno de la empresa.

¿Los algoritmos serán víctimas de los sesgos? 

¿Los algoritmos serán víctimas de los sesgos? 

Hay algo que define nuestro pensamiento y son los sesgos. Existen muchos sesgos cognitivos que afectan a todas y cada una de las decisiones que tomamos en nuestro día a día, por inofensivas que parezcan. ¿Serán los algoritmos víctimas de estos sesgos? La respuesta de los expertos apunta al sí, porque estos aprenderán de nosotros. Esto puede contribuir a que muchas personas sean descartadas de facto y, por tanto, no lleguen nunca a la mesa de un reclutador humano.

Por tanto, los algoritmos que terminen decidiendo por nosotros deberían estar libres de sesgos introducidos (voluntaria o involuntariamente) por los humanos. Que la información sea cuantiosa también puede ayudar, pero algunos consideran preocupante que una inteligencia artificial pueda juzgar cuestiones como la fidelidad, el tesón, nuestra tendencia a enfermar o a sufrir depresión o nuestra capacidad para ser creativos a la hora de contratarnos.

La decisión final: ¿también en manos de un algoritmo? 

¿De verdad la decisión final estará de manera exclusiva en manos de un algoritmo? Queremos creer que no, especialmente cuando se trate de tomar decisiones sensibles y delicadas, como por ejemplo, contratar a una persona, formalizar un despido o hacer posible un ascenso.

Afortunadamente, la inteligencia artificial todavía no ha conseguido ser crítica como puede serlo un cerebro humano. Por tanto, aunque en el futuro sea perfectamente posible, el hecho de que un algoritmo sirva para tomar decisiones de tanto calado dependerá, en realidad, de los parámetros éticos en los que se mueva y termine regulándose nuestra sociedad. 

Escrita por Woffu Editor