El 20 de marzo se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Felicidad. Hablamos mucho de ella, pero no siempre somos capaces de dar una definición concreta sobre un concepto que utilizamos muy a menudo, pero que sigue resultándonos un tanto abstracto. Según la definición que da el DRAE, la felicidad es, ni más ni menos, que un estado de grata satisfacción espiritual y física.
A estas alturas todos sabemos que sería imposible mantenerla durante todo el tiempo. Sin embargo, somos conscientes de que utilizamos felicidad como eufemismo de bienestar y alegría. Y eso es lo que buscamos, aunque sea en pequeñas dosis, cuando nos levantamos por la mañana, compartimos tiempo y espacio con nuestras familias y, por supuesto, cuando lo hacemos con nuestros compañeros y compañeras, en el trabajo.
¿Puede ser el trabajo un espacio para ser feliz?
Puede ser eso y también puede ser todo lo contrario. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el 60 % de los empleados sufren estrés laboral.
Tampoco hace falta que todos los días sean una fiesta. Basta con que, como empresa, sepamos encontrar el equilibro de aquellos factores que sabemos que generan bienestar en nuestra gente. Además de ser clave para atraer talento, nos permiten fidelizar a las personas que ya tenemos trabajando en nuestra organización. Pero, ¿cuáles son estos factores y cómo nos influyen?
- Reconocimiento: una de las principales fuentes de insatisfacción para los empleados, que sienten que su trabajo y su esfuerzo no está siendo valorado por parte de la empresa. Hay que decir, reconocer y premiar más a menudo.
- Buen ambiente: trabajar en un ambiente tenso no es agradable para nadie. Es como ir a cruzar todos los días un campo minado: el conflicto está servido y puede estallar en cualquier momento. Conseguir un buen ambiente es fundamental para cualquier equipo.
- Flexibilidad horaria: ser inflexibles en los tiempos que corren está fuera de lugar. Cuando todas las empresas buscan estrategias para la conciliación, ser flexibles en cuanto a horarios es una de las claves para conseguir el bienestar de los empleados y, por supuesto, ir avanzando pasos en la conciliación personal y familiar.
- Desconexión digital: está reconocida por ley y debemos contar con una política específica con este objetivo. La desconexión es necesaria para la salud mental y física de nuestra gente. De hecho, no solo debemos respetarla, sino fomentarla.
- Formación continuada: debe potenciar el desarrollo de las habilidades personales y profesionales, incorporar nuevos conocimientos y destrezas y mantenerse a lo largo de toda la carrera del empleado. Debe saber, a través de estas acciones, que nos importa su progreso. ¿Te habías parado a pensar en que redunda siempre en vuestra empresa?
- Presencia del liderazgo: una de las grandes preocupaciones de las empresas durante la pandemia fue la presencia de su liderazgo y la influencia de estas personas sobre los equipos de trabajo. Ellos fueron los palos de timón de esa desconcertante crisis y deben seguir siéndolo para ofrecer estabilidad, seguridad y apoyo a los empleados ante las adversidades.
- Salario emocional: al salario económico hay que añadir el salario emocional, que es la parte retributiva que también puede ayudarnos a proporcionar felicidad a las personas. ¿Estás haciendo lo suficiente?
- Recursos: que nuestro equipo cuente con los recursos necesarios para afrontar su día a día en los tiempos que corren es clave, no solo para garantizar la felicidad de nuestra gente, sino para construir una empresa digitalizada, competente y productiva como la que más.
- Cultura de empresa: somos seres sociales y necesitamos sentir que formamos parte del colectivo. Nuestra familia, nuestros amigos y, por supuesto, la empresa en la que trabajamos. Potenciar la cultura de empresa nos ayuda a construir, generar confianza y estabilidad.
Y tú, ¿ya estás haciendo todo lo posible por la felicidad de tu gente?
