El verano nunca ha sido una época del año normal. En los tres meses en los que el calor más aprieta acostumbramos a tener unos horarios un poco más laxos. Para empezar, muchas empresas optan por la jornada intensiva, lo que permite a los empleados disfrutar de las tardes libres para hacer sus actividades favoritas o estar más tiempo en familia.

Pero este año las vacaciones de verano no serán como las de otros años. Esto está claro. Las empresas y la sociedad en general están inmersas en lo que se denomina un entorno VUCA. Las organizaciones pisan hoy un terreno de arenas movedizas y esto lo define muy bien este acrónimo inglés: Volatility (V), Uncertainty (U), Complexity (C) y Ambiguity (A).

La reprogramación que han tenido que llevar a cabo en las últimas semanas se traslada ahora a los meses de verano, en los que muchos trabajadores podrán salir a disfrutar de unos días de tranquilidad. Otros se quedarán en casa. Pero lo que está claro es que las organizaciones tendrán que hacer una buena programación estratégica, adaptar las rutinas profesionales a la nueva realidad y, en todo caso, ofrecer apoyo a los trabajadores en estos tiempos difíciles.

Será preciso, además, acomodarse en una realidad más cambiante que nunca, con la vista puesta en septiembre y en los meses de otoño e invierno que vendrán y que podrían presentarse difíciles. En la flexibilidad está seguramente la clave. Pero, ¿de qué manera seremos capaces de hacerlo? Te damos las claves para gestionar mejor los horarios a continuación.

horarios

La jornada intensiva: una primera solución para los nuevos horarios

Es una solución muy asentada para los meses de verano. Muchas empresas la aplican desde hace años, ofreciendo a sus empleados la posibilidad de trabajar desde las siete de la mañana hasta las dos de la tarde o, más a menudo, de ocho a tres. Si la empresa sigue en marcha durante todo el verano, está claro que rendir un jueves de agosto a las seis de la tarde en la oficina puede ser de todo menos viable.

Las altas temperaturas, la cercanía de las vacaciones y un panorama para nada habitual (el de este año) harán difícil la concentración. Por ello, implantar una jornada intensiva puede ser el salvavidas de la productividad en nuestra empresa.

La regulación de las jornadas intensivas es responsabilidad de los convenios colectivos, aunque no todos las incluyen. En este sentido, algunos convenios ofrecen esta posibilidad en períodos que van del 1 de junio al 30 de septiembre o del 15 de junio al 15 de septiembre. Es posible que en otros casos esta opción quede regulada para los meses de julio y agosto. O solo para agosto, que es el mes de las vacaciones por excelencia.

En cualquier caso, exista o no dicho convenio regulador, una cosa está clara: la decisión de poner o no en marcha la jornada intensiva dependerá de la voluntad de la empresa. No existe obligación alguna, pero podrá hacerlo, organizando y compensando las horas durante el resto del año. Al final, el cómputo anual debe ajustarse a lo estipulado por ley. Y eso es todo.

¿Alargar la jornada intensiva? Horarios en un entorno VUCA

¿La jornada intensiva puede alargarse durante todo el año? La respuesta es sí, pero en cualquier caso, las empresas tendrán que estudiar a fondo cuáles son las necesidades de sus trabajadores, las de la propia organización y, todo esto, conjugarlo en un entorno VUCA como es el actual.

Una cosa está clara: si las empresas se lo proponen, los empleados pueden trabajar en jornada intensiva las mismas horas que trabajan en jornada partida. Siempre teniendo en cuenta y respetando los descansos preceptivos. En la intensiva el horario puede ser de 8 a 16 horas, con un descanso de 15 minutos; y en partida, de 9 a 14 horas y de 15 a 18 horas, con una hora para comer. En los dos casos el resultado son 8 horas trabajadas al día y 40 a la semana.

Las ventajas de la jornada intensiva

Dadas las circunstancias actuales, hay que saber que la jornada intensiva (en caso de plantearse aplicarla para el resto del año) ofrece múltiples ventajas. Si además tenemos en cuenta el entorno VUCA en el que estamos inmersos, resultará de gran ayuda para todos. Así, la jornada intensiva puede:

  • Reducir el estrés laboral, aumentando el tiempo de ocio de los empleados
  • Conciliar la vida personal y laboral
  • Ofrecer tiempo extra de formación y para cultivar las inquietudes personales
  • Minimizar el absentismo laboral
  • Motivar e incrementar la productividad
  • Ahorrar costes que la empresa debe asumir, vinculados a la propia actividad

horarios

¿Es que hay desventajas?

Claro: todas las fórmulas tienen sus pros y sus contras. ¿La primera? La imposibilidad de aplicar la jornada intensiva en todas las empresas. Muchas dedicadas a los servicios no pueden ofrecer esta solución a sus empleados, sencillamente porque los clientes demandan atención a distintas horas. En estos casos, eso sí, puede ser interesante establecer turnos de trabajo.

Por otro lado, conviene indicar que la jornada intensiva no es una opción que favorezca a todo el mundo. Hay que tener en cuenta que en estos casos el tiempo de descanso es de tan solo 15 minutos, lo que sin duda puede resultar poco para muchas personas. Así, hay ser consciente de que la jornada puede ser una maratón diaria, sobre todo en aquellos casos en los que la carga de trabajo es intensa.

Herramientas que nos pongan fácil el control de los horarios

Si tu empresa todavía no ha avanzado hacia la digitalización, esta es un buena oportunidad para empezar. Ya sabes que de un tiempo a esta parte las organizaciones tienen la obligación de registrar las jornadas de sus empleados. Así lo indica la ley de control horario. Para gestionar correctamente el registro de información y obtener información sobre las presencias y ausencias de los trabajadores está Woffu.

Una solución que digitaliza el tiempo de las empresas y les permite saber exactamente cuáles son las jornadas de los empleados, hacer balance de horas realizadas y pendientes, así como gestionar otras cuestiones tan importantes como son los turnos, las vacaciones, el envío de documentos e incluso la transferencia de archivos con firma digital.

Escrita por Martín Roccatagliata